lunes, 7 de octubre de 2013

El Papa Francisco y la Teología de la liberación.

Últimamente han aparecido afirmaciones y desmentidos sobre la postura del Papa, antes cardenal Bergoglio, respecto de la Teología de la liberación. El hecho de mantener como Presidente de la Congregación para la Doctrina de la fe al cardenal Müller, amigo y coautor de un libro con Gustavo Gutiérrez, parecía un apoyo del Papa Francisco a las tesis del la Teología de la Liberación.

Un artículo del Arzobispo Filippo Santoro <http://www.aciprensa.com/noticias/cuando-bergoglio-derroto-a-los-teologos-de-la-liberacion-recuerda-arzobispo-82582/#.UlGs0FCpUkg>, publicado el 28 de septiembre último, clarifica notablemente el pensamiento del Papa. Esencialmente la diferencia entre ambas posiciones está en que la postura del Papa coloca la prioridad en el enfoque de la fe, que parte de la acción del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en la Historia y en la Iglesia; y esta afirmación se hace explícitamente y para dar vida al espíritu del discípulo misionero que se adentra en la realidad social de injusticia y del grito de los pobres. He aquí alguna de las ideas del citado artículo.

Para este obispo, que estuvo presente en la V Conferencia del CELAM en Aparecida, El magisterio y la acción pastoral del Papa Francisco son el fruto maduro de dicha conferencia general del episcopado latinoamericano, que se realizó en Brasil, en el santuario mariano de Aparecida, en mayo de 2007,

El mismo obispo cita un párrafo del Clodovis Boff donde explica esa postura e indica que, sobre el tema del pobre como principio epistemológico de la Teología de la liberación, cuando se plantea la cuestión del pobre como principio, y si se pregunta si no viene antes el Dios de Jesucristo, la teología de la liberación suele dar un paso atrás y no lo niega. Pero lo que causa el problema es su 'indefinición' sobre una cuestión capital en la esfera del método; pues el dato de la fe representa un dato presupuesto, que permanece a la espalda, en lugar de colocarse como un principio operante y siempre activo.

Sin embargo esta ambigüedad quedó superada en la conferencia de Aparecida. Gracias a la intervención decisiva del Cardenal Jorge Bergoglio, que actuaba como presidente de la comisión encargada de la redacción final del documento. Dicho documento comienza invocando a la Santísima Trinidad: “Lo que nos define no son las circunstancias dramáticas de la vida, ni los desafíos de la sociedad, ni las tareas que debemos emprender, sino ante todo el amor recibido del Padre gracias a Jesucristo por la unción del Espíritu Santo”; porque según él, respecto a la dureza de la realidad, era mejor empezar con una especie de himno de alabanza a Dios.

La disputa abierta en la teología latinoamericana no estaba tanto en el uso del análisis marxista, y menos aún sobre la necesidad de una mediación de las ciencia sociales, sino sobre el origen de la novedad cristiana. Así que, en Aparecida, resalta la perspectiva de la fe y el sujeto nuevo que está en el origen de la liberación cristiana, el cual nace de algo que se diferencia del puro dinamismo social, no es fruto del esfuerzo del hombre y tampoco de la programación pastoral. La originalidad viene de la irrupción del Espíritu en la historia. Aparecida aportó, pues, una contribución notable y marcó un cambio de posición válido no sólo para América Latina, sino para toda la Iglesia.

Sin embargo, la ambigüedad sigue presente, porque el Papa Francisco, en su reciente viaje a Brasil, en el encuentro con la presidencia del CELAM, volvía sobre algunas tentaciones contra el discipulado misionero, y hablaba de la "ideologización del mensaje evangélico", afirmando: "Es una tentación que se dio en la Iglesia desde el principio: buscar una hermenéutica de interpretación evangélica fuera del mismo mensaje del Evangelio y fuera de la Iglesia. Un ejemplo: Aparecida, en un momento, sufrió esta tentación bajo la forma de asepsia. Se utilizó, y está bien, el método de ‘ver, juzgar, actuar’. La tentación estaría en optar por un ‘ver’ totalmente aséptico, un ‘ver’ neutro, lo cual es inviable. Siempre el ver está afectado por la mirada. No existe una hermenéutica aséptica. La pregunta era, entonces: ¿con qué mirada vamos a ver la realidad? Aparecida respondió: Con mirada de discípulo”.

sábado, 15 de junio de 2013

A la Iglesia: Salir de sí misma...


El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, exhortó a los fieles a seguir la exhortación del Papa Francisco de dejar de lado las seguridades y salir “de nuestros piadosos ‘cascarones’” para emprender la misión evangelizadora a la que está llamada La Iglesia.

“El Papa Francisco nos está diciendo a todos en la Iglesia que debemos salir de nuestros piadosos ‘cascarones’: dejar las prácticas y patrones cómodos que nos ‘protegen’ de las exigencias de realmente vivir la fe en nuestra vida c
otidiana”, afirmó el Prelado en su última columna enviada a ACI Prensa.

Mons. Gómez explicó que este llamado a la Iglesia “‘a salir de sí misma’ y luchar contra la tentación de mirar hacia dentro y ensimismarse” es una constante en las palabras del Papa Francisco.

“De hecho, este fue el tema de su charla al colegio cardenalicio
 antes del cónclave que lo eligió. En esa charla, dijo: ‘La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria’”.

“Tenemos que superar nuestras tendencias naturales a mirarnos a nosotros mismos para que podamos realmente vivir por el bien de los demás y por la misión de la Iglesia”, añadió.

El Arzobispo explicó que el Papa ha usado varias veces en sus escritos la palabra “autorreferencial” para referirse a “la tentación a centrarnos demasiado en nuestros ministerios, nuestras estructuras internas y nuestros programas”.

“Cuando hacemos esto, perdemos nuestro instinto evangélico. Nos convertimos en ‘administradores’, pero no apóstoles, dice el Papa Francisco”, advirtió.

En ese sentido, el Prelado indicó que si bien todo comienza en una profunda vida de oración, “no podemos detenernos ahí. No nos podemos olvidar que la Iglesia existe para evangelizar, y que el don de la fe nos fue dado para que podamos compartirlo con los demás”.

Mons. Gómez dijo que “en su discurso ante el cónclave el Papa Francisco se refirió a la antigua idea católica del mysterium lunae (‘el misterio de la luna)”, en referencia a que “los padres de la Iglesia solían decir que la Iglesia es como la luna y Cristo es el sol. La luna no tiene luz propia. Solo refleja la luz del sol”.

“Así también debería ser para cada uno de nosotros como discípulos y para la Iglesia. Así como la ‘luna’, nosotros tampoco tenemos luz propia. Solo tenemos la luz que nos viene del ‘sol’, de Jesucristo. En nuestras propias vidas estamos llamados a reflejar la luz de Jesucristo; estamos llamados a llevar su luz a nuestro mundo; para disipar las tinieblas dando un testimonio fiel de su Resurrección”, afirmó.

En ese sentido, el Arzobispo de Los Ángeles invitó a los católicos a orar los unos por los otros y “estar más unidos a nuestro nuevo Papa Francisco”. “Pidamos a la Santísima Madre que nos ayude para que podamos salir de nosotros mismos, para buscar a los que están perdidos y para reflejar la luz de Cristo en nuestros ministerios y en todo lo que hacemos”, concluyó.


        Fuente: http://www.aciprensa.com/noticias/mons-gomez-salgamos-de-nuestros-cascarones-para-evangelizar-63421/#.UWUXRZO9Akg

domingo, 21 de abril de 2013

El papa quiere llevar a la Iglesia...

José Rodríguez Carballo, ministro general de la Orden Franciscana:
"Francisco quiere impulsar el ecumenismo y cambiar el rostro de la Curia romana"
"El Papa va a llevar a la Iglesia a ser más pobre, más sencilla, a estar más cerca de la gente"
"Para los franciscanos, el nombramiento de Francisco es una gran alegría y un gran desafío". José Rodríguez Carballo, Ministro General de la Orden Franciscana, sostiene que la designación de Bergoglio como nuevo Papa supone un llamamiento para "llevar a la Iglesia a ser más pobre, más sencilla, a estar más cerca de la gente". En esta entrevista con RD durante su presencia en Madrid con motivo de la 42 Semana Nacional de la Vida Religiosa, Carballo sostiene que el Pontífice "quiere cambiar el rostro de la Curia", así como "impulsar el ecumenismo y el diálogo con el hombre y la mujer de hoy", y afirma que Francisco "es una persona muy cercana, que escucha, y muy profunda. Va a lo esencial. Y esto se agradece en estos momentos"

Es un momento muy interesante para la Iglesia y para la orden franciscana, con un Papa jesuita, que ha adoptado el nombre de San Francisco de Asís. ¿Cómo afrontan este hecho los franciscanos?
- Ante todo, con mucha alegría. Para nosotros ha sido una gratísima sorpresa. No nos lo esperábamos, aun cuando bromeando decíamos en alguna ocasión que el próximo Papa se llamaría Francisco. Pero yo pienso que nadie lo creía. Y unida a esta gran alegría, para nosotros es un gran desafío.

¿En qué sentido?
- En cuanto que para nosotros el hecho de que se hable tanto de San Francisco nos está pidiendo, como digo yo muchas veces a nuestros frailes, que no vivamos tanto de Francisco sino como Francisco. Entonces, interroga nuestra vida, nuestro estilo de vida, nuestra apertura al mundo, nuestro estar con la gente, la dimensión fraterna de nuestro carisma. Yo vivo este momento como un gran desafío, y con enormes posibilidades para revisar nuestra propia identidad de hermanos menores. Y estoy convencido que el Papa nos va a ayudar a ello. Y también a la propia Iglesia a recuperar un aspecto que desde fuera parece un poco perdido, y es esa invitación a construir una Iglesia pobre y para los pobres. Francisco parece que se está empeñando mucho en dejar clara esta postura... Esto nos demuestra también que no ha sido una elección casual el nombre de Francisco. Sino que, con este nombre, el Papa quiere llevar a la Iglesia a ser más pobre, a ser más sencilla, a estar más cerca de la gente. Esto no quiere decir que en la Iglesia no haya habido y no haya en este momento sacerdotes, religiosos, obispos, cardenales, fieles... que vivan todos estos valores. Pero tal vez las estructuras que tenemos no siempre nos llevan a mostrar este rostro particular de la Iglesia que quiere Francisco.

¿Cuáles son los grandes retos que tendrá que afrontar, tanto ad intra, como ad extra, el nuevo Papa?
- Por lo que se ve, ad extra él quiere impulsar el ecumenismo, el diálogo interreligioso, el diálogo con el hombre y la mujer de hoy, sean creyentes o no creyentes. Ad intra, también parece que quiere cambiar el rostro de la Curia romana, y tendremos que esperar y ver qué nos depara el Papa Francisco.

¿Y qué cree que nos esperará?
- Sin duda, lo que nos deparará es lo que el Espíritu en este momento sugiere, sopla y quiere de la Iglesia. Porque estoy convencido que el Espíritu nos ha dado el Papa que en estos momentos necesita la Iglesia y el mundo.

A diferencia de otras ocasiones, "el mundo" ha recibido con una inusual unanimidad favorable el nombramiento de Francisco y sus primeros gestos...
- Bueno, es que son gestos que cautivan. Y sobre todo cautiva el hecho de que los hace con naturalidad. Es decir: no los hace porque es Papa. Es que estos son los gestos que él vivía, y que él hacía cuando era arzobispo de Buenos Aires. Le salen naturales y esto es lo que realmente gusta, cautiva y llama la atención. No es teatro absolutamente, sino que es una forma de vida, que después se manifiesta en algunos gestos.

¿Ha tenido ocasión de hablar con él después de su nombramiento?
- Yo ya lo conocía anteriormente, nos encontramos bastantes veces, y sí, tuve ocasión de hablar con él ya como Papa. Tuve la dicha de concelebrar con él el 19 de marzo, el día en que iniciaba el ministerio petrino, y después él me recibió en privado. Por tanto, he tenido ocasión de hablar con él, y tengo que decir lo que dije refiriéndome a los encuentros anteriores, cuando era cardenal. Me da la impresión de tener delante un hermano, un amigo y un compañero de siempre. Realmente, es una persona muy cercana, que escucha, y muy profunda, va a lo esencial. Y esto se agradece en estos momentos.


jueves, 18 de abril de 2013

Después de 50 años, ¿hemos hecho lo que pidió el Espíritu Santo?


Francisco exhorta a cumplir lo que el Espíritu Santo pidió a los padres conciliares en Vaticano II.

Durante una Misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco advirtió que no se ha cumplido con todo lo que el Espíritu Santo pidió en el Concilio Vaticano II. Se se ha preferido ceder a la tentación de la comodidad. El Santo Padre recordó que el Espíritu Santo siempre “nos mueve, nos hace caminar, empuja la Iglesia a ir hacia delante”. Sin embargo, “somos como Pedro en la Transfiguración: ‘¡Ah, qué bien estamos aquí, todos juntos!’”. Queremos “Que no nos molesten. Queremos que el Espíritu Santo se adormezca… queremos ‘domesticar’ al Espíritu Santo...  Después de 50 años, ¿hemos hecho todo lo que nos ha dicho el Espíritu Santo en el Concilio?

Y eso no funciona. Porque Él es Dios, Él es ese viento que va y viene y no sabes de dónde. Es la fuerza de Dios, es quien nos da consuelo e impulso para seguir adelante. Pero… ¡seguir adelante! Es eso lo que fastidia. La comodidad es mejor”, expresó.

Según informó News.va, Francisco advirtió que eso continúa hoy en día, pues aunque parece que “estamos todos contentos” por la presencia del Espíritu Santo, eso “no es cierto”.

“Esta tentación es todavía actual. Un solo ejemplo: pensemos en el Concilio: el Concilio fue una hermosa obra del Espíritu Santo. Piensen en el Papa Juan: parecía un párroco bueno y fue obediente al Espíritu Santo y convocó el Concilio. Pero después de 50 años, ¿hemos hecho todo lo que nos ha dicho el Espíritu Santo en el Concilio? ¿En esa continuidad del crecimiento de la Iglesia que fue el Concilio? No”.

“Festejemos este aniversario, hagamos un monumento, pero que no nos moleste. No queremos cambiar. Es más: hay voces que quieren ir hacia atrás. Esto se llama ser testarudos, eso se llama querer domesticar el Espíritu Santo, eso se llama convertirse en insensatos y tardos de corazón”, advirtió.

El Santo Padre señaló que lo mismo ocurre en la vida personal. “El Espíritu nos empuja a recorrer un camino más evangélico”, pero nosotros nos resistimos.

Francisco exhortó a los fieles a “no oponer resistencia al Espíritu Santo. ¡Es el Espíritu quien nos hace libres, con esa libertad de Jesús, con esa libertad de los hijos de Dios!”.

“Es ésta la gracia que yo quisiera que todos nosotros pidiéramos al Señor: la docilidad al Espíritu Santo, a ese Espíritu que viene a nosotros y nos hace avanzar en el camino de la santidad, esa santidad tan bella de la Iglesia. La gracia de la docilidad al Espíritu Santo”, expresó el Papa.

miércoles, 10 de abril de 2013

Salir al encuentro...

Reunión de los provinciales dominicos de Europa.
(Fr. Javier Carballo, OP, provincial en España). 

Como viene siendo habitual cada año en la semana de pascua, se han reunido los provinciales y vicarios dominicos de Europa (IEOP). En esta ocasión en Maguncia (Alemania), organizando el encuentro la provincia de Teutonia. En él participaron el Maestro de la Orden, fr. Bruno Cadoré, y varios de sus socios, junto a 33 provinciales y vicarios de las distintas entidades de la Orden en Europa. El tema elegido, con ocasión del aniversario del Concilio Vaticano II, fue precisamente: "¿Cómo estamos construyendo la Iglesia del Concilio Vaticano II?".

La primera reflexión estuvo a cargo del Cardenal Karl Lehmann, arzobispo de Maguncia, en la que disertó sobre "Nuevas vías para las relaciones entre la Iglesia y el mundo: necesidad, experiencias y audacia". Comenzó refiriéndose a las múltiples dimensiones de la relación de la Iglesia con el mundo, a los principios bíblicos y las vicisitudes históricas de esta relación. Después de hacer un sumario recorrido por la evolución del concepto de secularización y, sobre todo, del proceso sociológico a que se refiere, presentó la visión del Vaticano II sobre la relación Iglesia-mundo y el impulso aportado por la Orden Dominicana en las personas de Congar, Chenu y Féret. Por último, expuso algunas tesis sobre la futura recepción de la Gaudium et Spes y la necesidad de un nuevo impulso para afrontar hoy las relaciones de la Iglesia con el mundo. Este impulso debe atender a todas las dimensiones de dicha relación, asumir la necesidad de repensar algunas de las valoraciones morales eclesiales, colaborar con valentía en la transformación del mundo y vivir en la permanente tensión de "estar en el mundo pero sin ser del mundo". La Carta a Diogneto sigue siendo una fuente de inspiración para este nuevo impulso. El prolongado diálogo posterior a la conferencia se centró, sobre todo, en cómo lograr una mejor articulación entre el Evangelio, la moral y las leyes civiles.

La segunda conferencia se centró en la evangelización impulsada por el Vaticano II y en cómo la Orden puede afrontar hoy este desafío, a cargo del dominico francés fr. Hervé Legrand OP, del Instituto Católico de París. Se refirió a la ambigüedad del concepto de secularización, prefiriendo describir algunos rasgos de la secularización como proceso, para concluir que el proceso de secularización en occidente ha revelado un déficit de inculturación de la fe cristiana en el contexto europeo. La inculturación no es una mera adaptación al mundo, ni supone asumir los criterios culturales como criterios de interpretación del Evangelio. Se trata de favorecer una confrontación real de nuestros contemporáneos con el Evangelio, sin que la cultura cristiana aparezca como arcaica. Lo que implica comprender y amar nuestra sociedad. Para superar este déficit de inculturación en Europa propone desarrollar la eclesiología de comunión del Vaticano II, siendo capaces de debatir más sincera y abiertamente los problemas en la Iglesia, potenciar la sinodalidad y fomentar los valores democráticos. Pero ¿cómo afrontar la evangelización de quienes ya no vienen a la Iglesia? Para ello propone salir al encuentro de las demandas de espiritualidad y del interés por lo sagrado (sobre todo, por el arte sacro y su potencial espiritual), desarrollar buenas competencias en el ámbito de lo interreligioso, y renovar el lenguaje para la transmisión de la fe a través de los nuevos medios de comunicación. Concluyó refiriéndose a algunos aspectos de la formación dominicana que promuevan una evangelización mejor inculturada en Europa.

La tercera ponencia fue a cargo del dominico alemán Ulrich Engel, OP, del Instituto M.-Dominique Chenu de Berlín, sobre la inspiración del Vaticano II para la Orden Dominicana hoy en Europa. Su exposición se centró en cuatro aspectos en los que la predicación dominicana puede ejercer de mediación en las diferencias entre la sociedad y la Iglesia. Primero, potenciar un quehacer teológico local europeo en el contexto de la Iglesia universal policéntrica. Segundo, el ejercicio teológico como "intellectus amoris" en el marco de las realidades de injusticia y exclusión. Tercero, ser capaces de desarrollar un quehacer teológico que integre varones y mujeres, laicos y religiosos, en el ámbito de la familia dominicana. Cuarto, desarrollar el ámbito de la predicación como "traducción" del mensaje cristiano en una sociedad postsecularizada.

A continuación, tres provinciales, los de Polonia, Portugal e Inglaterra, presentaron la experiencia de sus provincias respectivas en la recepción del Vaticano II y cómo han contribuido a construir la Iglesia evangelizadora y dialogante que impulsó el Concilio. El diálogo posterior entre los asistentes se centró en tres ámbitos. Primero, el papel de la vida comunitaria fraterna en la evangelización, y cómo aquélla se ve afectada por el individualismo, la diversidad intergeneracional, el impacto de las nuevas tecnologías... y la necesidad de recuperar la dimensión comunitaria del estudio y la formación intercultural e internacional. Segundo, la misión compartida con el laicado y el desafío de las potencialidades de la familia dominicana para la evangelización. Tercero, la integración positiva de identidad y apertura, convicción y diálogo, para la evangelización, junto a la necesidad de la formación para saber dialogar con lo secular, tanto en el nivel de las competencias intelectuales como en el de las habilidades socio-emocionales.

El Maestro de la Orden, fr. Bruno Cadoré, presentó algunos de los rasgos de la sociedad europea, como las heridas de su reciente historia; la urgencia de los excluidos o víctimas de la crisis económica e inmigración; las tensiones del pluralismo religioso; la tentación del "identarismo"... para subrayar la misión de comunión y reconciliación a la que estamos convocados. Luego, presentó las principales líneas de su informe al próximo capítulo general de Trogir (Croacia), con dos principios transversales: la importancia de "salir" de las posiciones establecidas y la llamada de los "olvidados" del mundo. Invitó a no ser sólo admiradores de los gestos del Papa Francisco sino imitadores suyos que compartan y desarrollen esos gestos. También presentaron su informe los socios del Maestro para vida apostólica, vida intelectual y la oficina de solidaridad.

El encuentro se completó con una visita al noviciado de Worms y un encuentro con la joven comunidad de formación en Maguncia. La liturgia en los tres idiomas oficiales de la Orden, los momentos de fraternidad compartida y de reuniones regionales completaron el encuentro de la IEOP de 2013 en Maguncia.

         Fuente: http://www.periodistadigital.com/religion/vida-religiosa/2013/04/10/como-estamos-construyendo-la-iglesia-del-concilio-vaticano-ii-religion-iglesia-provinciales-dominicos-europa-carballo.shtml

martes, 2 de abril de 2013

Paradigmas... sin parches.

Parar la rueda bloqueando sus radios.
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Pedro Casaldáliga - Miércoles 30 de Abril del 2008

(JPG)Estoy leyendo una biografía de Dietrich Bonhoeffer, titulada, muy significativamente,"Tendríamos que haber gritado". Bonhoeffer...

Advertía también que «quien no haya gritado contra el nazismo no tiene derecho a cantar gregoriano». Y llegaba finalmente, ya en vísperas de su martirio, a esta conclusión militante: «Hay que parar la rueda bloqueando sus radios». No bastaba entonces con socorrer puntualmente a las víctimas trituradas por el sistema nazi, que para Bonhoeffer era la rueda; y no nos pueden bastar hoy el asistencialismo y las reformas-parche frente a esa rueda que para nosotros es el capitalismo neoliberal con sus radios del mercado total, del lucro omnímodo, de la macro-dictadura económica y cultural, de los terrorismos de estado, del armamentismo de nuevo creciente, del fundamentalismo religioso, de la devastación ecocida de la tierra, del agua, de la floresta y del aire.
No podemos quedarnos estupefactos delante de la iniquidad estructurada, aceptando como fatalidad la desigualdad injusta entre personas y pueblos...
Es tiempo de paradigmas. Hoy creo que se deben citar como paradigmas mayores y más urgentes, los derechos humanos básicos, la ecología, el diálogo intercultural e interreligioso y la convivencia plural entre personas y pueblos. Estos cuatro paradigmas nos afectan a todos, porque salen al encuentro de las convulsiones, objetivos y programas que está viviendo la Humanidad maltratada, pero siempre esperanzada aún.
Con tropiezos y ambigüedades Nuestra América se mueve hacia la izquierda; «nuevos vientos soplan en el Continente»; estamos pasando «de la resistencia a la ofensiva»...
Nuestra Iglesia de América Latina y del Caribe, en Aparecida, si no fue el Pentecostés que queríamos soñar, fue una honda experiencia de encuentro entre los obispos y el pueblo; y confirmó los trazos más característicos de la Iglesia de la Liberación: el seguimiento de Jesús, la Biblia en la vida, la opción por los pobres, el testimonio de los mártires, las comunidades, la misión inculturada, el compromiso político...

Documento de Aparecida.

Resumen de los documentos de Aparecida (CELAM, 2007)
6. La tercera parte ingresa plenamente en la misión actual de la Iglesia latinoamericana y caribeña. Conforme al tema se la formula con el título La vida de Jesucristo para nuestros pueblos. Sin perder el discernimiento de la realidad ni los fundamentos teológicos, aquí se consideran las principales acciones pastorales con un dinamismo misionero. En un núcleo decisivo del Documento se presenta La misión de los discípulos misioneros al servicio de la vida plena, considerando la Vida nueva que Cristo nos comunica en el discipulado y nos llama a comunicar en la misión, porque el discipulado y la misión son como las dos caras de una misma medalla. Aquí se desarrolla una gran opción de la Conferencia: convertir a la Iglesia en una comunidad más misionera. Con este fin se fomenta la conversión pastoral y la renovación misionera de las iglesias particulares, las comunidades eclesiales y los organismos pastorales. Aquí se impulsa una misión continental que tendría por agentes a las diócesis y a los episcopados (capítulo siete). 

Luego se analizan algunos ámbitos y algunas prioridades que se quieren impulsar en la misión de los discípulos entre nuestros pueblos al alba del tercer milenio. En El Reino de Dios y la promoción de la dignidad humana se confirma la opción preferencial por los pobres y excluidos que se remonta a Medellín, a partir del hecho de que en Cristo Dios se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza, se reconocen nuevos rostros de los pobres (vg., los desempleados, migrantes, abandonados, enfermos, y otros) y se promueve la justicia y la solidaridad internacional (capítulo ocho). Bajo el título Familia, personas y vida, a partir del anuncio de la Buena Noticia de la dignidad infinita de todo ser humano, creado a imagen de Dios y recreado como hijo de Dios, se promueve una cultura del amor en el matrimonio y en la familia, y una cultura del respeto a la vida en la sociedad; al mismo tiempo se desea acompañar pastoralmente a las personas en sus diversas condiciones de niños, jóvenes y adultos mayores, de mujeres y varones, y se fomenta el cuidado del medio ambiente como casa común (capítulo nueve). 

En el último capítulo, titulado Nuestros pueblos y la cultura, continuando y actualizando las opciones de Puebla y de Santo Domingo por la evangelización de la cultura y la evangelización inculturada, se tratan los desafíos pastorales de la educación y la comunicación, los nuevos areópagos y los centros de decisión, la pastoral de las grandes ciudades, la presencia de cristianos en la vida pública, especialmente el compromiso político de los laicos por una ciudadanía plena en la sociedad democrática, la solidaridad con los pueblos indígenas y afrodescendientes, y una acción evangelizadora que señale caminos de reconciliación, fraternidad e integración entre nuestros pueblos, para formar una comunidad regional de naciones en América Latina y El Caribe (capítulo diez).